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Planilandia abre el plantel de 12 canciones que forman este disco. Un riff de guitarra muy duro y enérgico rompe en escena antes de que la música se calme y comience Noni a cantar con rabia sobre la melancolía. Un estribillo fuerte y un buen solo de guitarra (aunque corto) hacen de ésta la más cañera del álbum. Los teclados comienzan a tomar protagonismo en la segunda pista: El Tiempo Pasará. El desamor vuelve a ser el tema de esta canción, con un estribillo muy pegadizo. El más puro estilo Lori Meyers viene con la notable Huracán, muy parecida a otros éxitos de los granadinos.
La mejor balada del álbum es la que le pone nombre: Impronta. La melodía de piano y el acompañamiento de guitarra recuerda a Luciérnagas y Mariposas. Otra vez la tristeza amorosa se apodera de la letra.
El ritmo frenético lo pone la bailable Emborracharme con una letra fácil y contagiosa, con la que más de uno se sentirá identificado cuando la escuche.
Al llegar a Deshielo casi todo el pescado está vendido. El álbum pierde fuerza con canciones en las que se abusa algo del teclado electrónico como Una Señal, Tengo un Plan o A-Sinte-Odio. No obstante, merece la pena continuar escuchando el disco hasta el final, al quedar alguna perla por descubrir siendo el caso de Zen, De los Nervios o Despedirse.
La gira de presentación de Impronta también ha levantado mucha expectación, pues es el directo de Lori Meyers es considerado de los mejores entre los artistas españoles.
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