Ocean Colour Scene resurge con 'Painting'

El décimo disco de la banda inglesa, Painting, trae nueva esencia para los nostálgicos del britpop de los 90.  El notable trabajo de Ocean Colour Scene es comparable a sus primeros álbumes 

Casi 17 años han pasado desde que Ocean Colour Scene sacara el álbum que los catapultó a la fama, Moseley Shoals (1996). En pleno auge del britpop, su siguiente disco, Marchin' Already (1997), los mantuvo aún en lo más alto. Temazos como The Day We Caught The Train,  Hundred Mile High City o Better Day se convirtieron en himnos del rock británico de la época. 

No obstante, quedaron relegados a un segundo plano tanto en críticas como en ventas, a pesar de que han continuado sacando discos durante estos años.
Con esto, el pasado 11 de febrero estrenaron su décimo álbum: Painting (2013). A diferencia de sus últimos trabajos, en los que se pueden resaltar un par de canciones en cada uno, Painting destaca como conjunto notablemente. La sencillez en sus temas, los ritmos enérgicos de guitarra y la voz de fácil melodía de Simon Fowler han vuelto renovados para llevar a Ocean Colour Scene a una segunda juventud y demostrar que el Britpop aún sigue vivo.

We Don't Look In The Mirror abre el conjunto de 14 canciones que componen el álbum. Este tema, algo lento y de estribillo pegadizo, abre boca para la terna de canciones que predominan sobre el resto: Painting, Goodbye Old Town y Doodle Book. La rapidez en la batería y la melodía contagiosa que las caracteriza llevan de vuelta a los 60 al oyente. Con If God Made Everyone (que trata sobre la matanza de Noruega) su parecido a The Who es indudable. A partir de Weekend, la guitarra acústica comienza a tomar mayor protagonismo y con temas algo más sosegados como la reivindicativa The Winning Side y la melancólica Mistaken Identity, el disco adquiere un aire más introvertido (aunque sin abandonar las influencias sesenteras).

Además, la banda ha confirmado hasta 8 conciertos en España para presentar su disco.